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Cuenta regresiva climática: expectativas y tensiones rumbo a la próxima cumbre en Brasil

8 de noviembre de 2025

La próxima conferencia climática que se celebrará en Brasil se perfila como una de las citas más determinantes de los últimos años. El encuentro llega en un momento en que la comunidad internacional acumula compromisos incumplidos, temperaturas récord y una sucesión de fenómenos extremos que afectan a todos los continentes. La discusión ya no gira solo en torno a metas de reducción de emisiones, sino también a quién financia la transición y cómo se distribuyen sus costos entre países desarrollados y en desarrollo.

Brasil, como anfitrión, busca capitalizar su rol de potencia ambiental y agrícola. El país combina un enorme potencial de energías renovables y biodiversidad con las tensiones propias de una economía que necesita crecer, genera divisas con exportaciones de materias primas y arrastra una larga historia de deforestación y conflictos socioambientales. La manera en que el gobierno presente su estrategia climática será observada de cerca tanto por sus socios regionales como por los grandes emisores.

En los preparativos de la cumbre, los discursos se han vuelto más contundentes. De un lado, varios líderes advierten que el planeta ya no soporta un modelo de desarrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles. Del otro, gobiernos de países emergentes y productores de hidrocarburos subrayan que sus sociedades aún tienen por delante enormes desafíos de pobreza, infraestructura y empleo, y reclaman más flexibilidad y recursos para financiar la transición.

El debate sobre el financiamiento ocupa un lugar central. Fondos prometidos hace años para apoyar la adaptación y mitigación en países vulnerables aún no se han materializado en la escala necesaria. Bancos de desarrollo, instituciones financieras y mecanismos de deuda verde aparecen como piezas clave de un entramado que, hasta ahora, no ha logrado resolver la brecha entre los anuncios y los proyectos concretos sobre el terreno.

A la par de las negociaciones entre gobiernos, la próxima conferencia se desarrollará bajo la mirada de empresas, ciudades, organizaciones sociales y comunidades indígenas. Cada uno de estos actores lleva sus propios reclamos y propuestas: desde mayores incentivos a la innovación tecnológica hasta la protección de territorios frente a la expansión de proyectos energéticos y extractivos. La diplomacia climática se ha convertido, en los hechos, en una mesa de negociación multinivel.

Mientras se acerca la fecha de la cumbre, la sensación de urgencia crece. El desafío es que el encuentro en Brasil no se limite a una sucesión de discursos y fotos oficiales, sino que derive en decisiones con impacto medible sobre las trayectorias de emisiones y la adaptación de las sociedades más vulnerables. De lo contrario, cada nuevo récord de temperatura y cada temporada de desastres naturales reforzará la percepción de que el tiempo político avanza más lento que la realidad del clima.

© 2025 Octavio Chaparro. Todos los derechos reservados.

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